La solemnidad de la Santísima Trinidad invita a los cristianos a contemplar el misterio central de la fe: un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este misterio divino, revelado a través de Cristo y el Espíritu Santo, supera el entendimiento humano y se experimenta mejor a través de la oración, la misión y el amor.